lunes, 20 de mayo de 2013

Una tarde llena de mota y un six de cervezas.

Lee este texto con esta canción: The Race
El día es miércoles y empieza temprano, llevo conmigo un poco de mota y doscientos varos. Estábamos hasta la madre de la rutina y queríamos romperla, queríamos que nos sonriera mientras nosotros le sonreíamos con cara de estúpidos, que nos llevara muy alto con música bonita y que nos dejara caer hasta el suelo de un madrazo. Llegamos a casa de mi amigo, era una reunión tranquila que ya había comenzado. Me senté, saque la mota y comencé a preparar los porros, porros que eran mas que una planta en vuelta en papel de cigarro, eran un montón de sentimientos mezclados y encontrados en el momento perfecto, listos para salir y hacer sentir al que los consumiera todo lo que quisiera sentir.

No conocía a la mitad de las personas que estaban ahí, pero ya eran familia, eran hermanos dispuestos a jugarte una broma pesada, a chupar toda la tarde contigo, a decirle a tu crush te amo. El suelo era el lugar mas cómodo en el que me había acostado, la música la cosa mas bella que había escuchado, el alcohol lo mejor que he tomado y las papas de mc donalds la mejor comida que he probado. Hicimos pendejada y media, reímos de pendejada y media, y no nos preocupamos ni por pendejada y media.

Al final me sentí como el pendejo que era, sabía que eso no cambiaría, pero lo que si cambio es que por un momento ya no me molesto serlo, me agrado estar con personas igual de destruidas que yo, igual de pendejas. Lo mejor del día fue el dolor de cabeza, solo así me di cuenta de lo perfecto que fueron esos momentos que pase en un tarde llena de mota y un six de cervezas.


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